Ya están todas las ciudades iluminadas, por lo que vamos a exponer nuestra opinión sobre el debate – dada la situación que estamos viviendo- del encendido de las luces de Navidad.
Por un lado, están los defensores que comentan que las ciudades necesitan un poco de alegría y de luz. Y, por otro, los detractores que argumentan que ese dinero se puede emplear para ayudar a los sectores más azotados por la pandemia.
En Ipsoideas pensamos, como se dice habitualmente, que “la virtud está en el medio y no en los extremos”. Quizás se podría retrasar el encendido de las luces de navidad hasta que estuvieran abiertos todos los establecimientos y apagarlas a partir del toque de queda. De esta forma conjugaríamos el espíritu navideño y el ahorro ¿Qué os parece?
¡¡Aprovechemos este debate para hacer un poco de historia¡¡
Ahora es como si no existieran límites y vivimos en una especie de carrera entre las distintas ciudades para ver quién las enciende antes y cuáles son más llamativas ¡¡Hasta aquí han llegado los rituales¡¡
Quizás nos tendríamos que plantear las consecuencias que tiene este gran consumo de energía en la ecología y en la situación económica actual. Por eso, ha llegado el momento de dejar descansar las luces de navidad durante la noche.
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