Persuasión, ¿la panacea?

Como dijimos en el post anterior, una de las habilidades de comunicación más valoradas es la persuasión. Para poder utilizarla correctamente, lo primero que tenemos que saber es qué es, cuándo se utiliza y de qué forma. Es decir, que la persuasión nos ayudará a inducir el comportamiento al que queremos que lleguen nuestros usuarios o clientes.

¿Qué es la persuasión?

El proceso mediante el cual se emplean mensajes con argumentos que los apoyen, con el propósito de cambiar la actitud de una persona provocando que hace, crea u opine cosas en la dirección que nosotros hemos marcado.

¿Cuáles son los elementos de la persuasión?

• Emisor. Consideramos más confiables a los individuos que percibimos como más atractivos. Sin embargo, la característica más influente en la persuasión es la credibilidad.
• Receptor. Las principales características que afectan a la hora de ser influidos son: a) nivel de inteligencia. Alguien con mayor inteligencia tendrá más recursos para poner en duda argumentos. B) autoestima. A menor autoestima, menor probabilidad de considerar nuestros argumentos como válidos.
• Nivel de implicación en el tema. El hecho de emplear un mensaje más racional o emocional dependerá del argumento que se quiera favorecer. Según la teoría de la motivación, tendemos a considerar más ciertos los mensajes que nos permiten minimizar o evitar daños. Además suelen ser más efectivos los mensajes abiertos.
• A favor o en contra. Por último, se ha discutido si es conveniente indicar únicamente los argumentos que favorecen la propia postura o debería indicarse también los argumentos de la postura opuesta. En este aspecto, se ha sugerido que resulta más persuasor mostrar ambas posiciones, pues de lo contrario, resulta más perceptible que la intención del mensaje es la de crear publicidad o propaganda más que aportar datos para decidir racionalmente.

¿Qué te ha parecido? ¿Crees que la persuasión es uno de los métodos más efectivos en la comunicación?

¡Nos leemos!